Los romanos crearon uno de los imperios más exitosos de la historia, que perduró más de mil años desde el siglo VIII a.C. hasta el año 1453 de nuestra era. Toda la civilización romana se construyó sobre la base de sus creencias religiosas. Todas las religiones eran admitidas, existían diferentes dioses romanos, sin embargo, asistir a los ritos públicos era obligación de todo ciudadano.
A través de sus incontables dioses y mitos, los romanos crearon una fuerte identidad nacional. Al ir incorporando cada religión de cada nuevo pueblo conquistado, evitaban rebeliones y conflictos. Es por eso que la mitología romana es una de las más ricas e interesantes.
Principales dioses romanos
Los dioses romanos fueron evolucionando y cambiando a medida que iban conquistando nuevos territorios. Su rastro y origen es difícil de seguir ya que, en las épocas más primitivas, los dioses itálicos carecían de leyendas propias. Es por eso que todo lo que se sabe del panteón romano, proviene casi en su totalidad de la asimilación con los mitos griegos.
Júpiter: Dios del cielo
Era el dios principal de Roma, formando la triada junto con Juno y Minerva. Regía sobre los fenómenos meteorológicos y más tarde fue asimilado con Zeus, como dios del rayo y del trueno.
Lideraba el concejo de los dioses, su palabra era ley. En este sentido, los cónsules tenían que rendirle honor al asumir su cargo. También guardaba el cumplimiento de los juramentos y tratados, por eso crearon el colegio de los feciales, dignatarios que se encargaban de la sanción y preservación de los tratados con otros pueblos.
Su centro de adoración era el Capitolio, que también era el centro del poder romano. Durante la expansión del Imperio, se erigía uno de estos capitolios en cada nuevo territorio conquistado. Este monumento era el centro de culto religioso y también un recordatorio del poder romano sobre cada uno de sus territorios.
Juno: Reina de los Dioses
Juno es la diosa de la femineidad. Protegía a las mujeres en general, pero, más concretamente, a aquellas que tuvieran estatus legal, es decir, a las que se hubieran casado con un romano siguiendo lo que dictaba la ley.
Las mujeres embarazadas realizaban sacrificios para que el parto saliera bien. No obstante, cualquier nudo que se tuviera en la ropa o el cabello debía estar desatado, ya que, de lo contrario, la deidad podría interrumpir el proceso de gestación.
Los romanos creían que existía un genius y un juno, espíritus que acompañaban al hombre y a la mujer, respectivamente, a lo largo de toda su vida y los protegía. Era la esposa de Júpiter y también la madre de Marte, dios de la guerra.
Saturno: Dios del tiempo
Era el dios civilizador por excelencia de los romanos. Enseñó a las antiguas tribus itálicas la medición del tiempo, el uso de las herramientas agrícolas. Se asimiló con Crono, como dios del paso del tiempo y los ciclos estacionales.
También enseño a los romanos el uso del calendario, con lo que se lo ligaba definitivamente a la deidad helénica.
Era el padre de todos los dioses y se lo representaba con una hoz o una podadera. Estos instrumentos se relacionaban con el cultivo de la vid, uno de los pilares de la economía y la vida romana.
Neptuno: Dios de los mares
Es el dios romano asociado con todo lo relacionado a la humedad. Es también uno de los más antiguos, al punto de que no posee una leyenda como el resto, sino que sólo se lo asimiló con Poseidón, el dios de los mares.
En sus orígenes se le rendía culto en épocas de sequía para que las cosechas fueran propicias. Después de la asimilación con el dios griego, se le hacían ofrendas cuando se embarcaba, para que los mares fueran benévolos con los marineros.
Plutón: Dios del inframundo
Es el dios del Inframundo. Su nombre es uno de los apodos que se le daba a Hades en Grecia (ya que no se lo nombraba por temor a su ira). Este nombre hacía referencia específicamente a la relación de Hades con las riquezas materiales.
Plutón es asociado con la agricultura, ya que de los frutos de la tierra provenían todas las riquezas. Por lo demás, era reinaba sobre las almas de aquellos que no habían seguido los rígidos preceptos éticos de Roma.
Venus: Diosa del amor y la belleza
Venus es una de las deidades más antiguas del panteón romano. En su origen itálico, era una diosa relacionada con la agricultura, aunque no era muy popular y no existen muchos registros sino hasta después del siglo II a.C. Después de este periodo se produjo el sincretismo con la diosa Afrodita, y pasó a ser la deidad del amor erótico, la sexualidad y las mujeres jóvenes.
Era asociada también con los jardines, la vegetación y todo lo verde y joven. En La Eneida, es la madre de Eneas, por lo tanto, es una de las deidades tutelares romanas.
Minerva: Diosa de la Sabiduría
Es una deidad de origen etrusco, asociada en un principio con la medicina. Después de ser asimilada con la Atenea de los griegos, pasó a ser representada con una espada y un yelmo.
Como diosa de la sabiduría, sus atributos hacían referencia principalmente a las actividades intelectuales, la enseñanza en las escuelas y durante los ritos de celebración en su honor, se cerraban todos los claustros de enseñanza.
Formaba, junto con Júpiter y Juno, la tríada capitolina, es decir, los dioses principales de la cultura romana que representaban su poder, su ley y su ética.
Marte: Dios de la guerra
Marte es el dios de la guerra de los romanos. La temporada de guerra de este pueblo se daba durante la primavera, por eso el mes de marzo lleva su nombre en honor a esta deidad.
Se lo asociaba también con los hombres jóvenes, ya que eran éstos los que partían a la guerra. Por eso en su honor se celebraban las primaveras sacras, período durante el cual los jóvenes romanos partían hacia nuevas tierras a fundar ciudades. Era Marte quien guiaba a estos jóvenes para que tuvieran éxito en su misión.
Mercurio: Mensajero de los Dioses
Mercurio es el dios romano del comercio y los viajeros. Del nombre de este dios derivan todas las palabras relacionadas con el mercado, las mercancías, etc.
Fue rápidamente asimilado con el dios Hermes de los helenos, el mensajero de los dioses. es por esto que se lo representa con un caduceo, unas sandalias aladas y una bolsa llena de monedas.
Es el dios que protege a los comerciantes y a los viajeros. Muchas de las referencias lo ponen como mensajero de Júpiter, o incluso como un cómplice en las aventuras sexuales de éste.
Apolo: Dios del sol
El dios del sol era una de las figuras principales del panteón griego, a tal punto, que cuando fue asimilado como dios romano, éstos decidieron mantener su nombre sin modificaciones.
Se lo representaba como un jovencito de gran belleza y rizos negros con reflejos azulados. Se creía que inspiraba a los poetas para que pudieran crear versos perfectos y música armónica y sublime. Testimonio de esto fueron los numerosos romances que se le atribuyen con las musas.
No sólo era un dios hedonista, poeta y músico, sino que además era un guerrero experto y su furia era temible. De la misma forma que los rayos del sol pueden crear vida y a la vez destruirla con su calor abrasador.
Diana: Diosa de la Caza
Es una diosa muy antigua, que fue asimilada tempranamente a con Artemisia, la diosa griega. Era asociada con la vida salvaje, y por eso se la veía como una protectora de los cazadores.
Según varias referencias, nadie podía entrar con animales al templo de Diana, porque se creía que no tenía una buena relación con los animales salvajes.
Los romanos la veían como la gemela de Apolo, protectora de la castidad de las mujeres. Tenía un carácter recio y guerrero que impedía que los hombres se acercaran con intenciones sexuales.
Ceres: Diosa de la agricultura y el amor familiar
Era una antigua diosa de las tribus itálicas que se relacionaba con la época de cosecha. Fue asimilada posteriormente con Deméter, y esta última terminó solapando a la diosa original.
Según dice el mito romano, cuando la república fue invadida por los etruscos, los romanos pasaban hambrunas. Consultaron a los oráculos y éstos les dijeron que debían introducir el culto a Dionisio y Deméter, si querían salvarse de la invasión extranjera. A partir de entonces, Ceres pasó a formar parte del panteón romano.
Baco: Dios del vino
Baco, también conocido como Dioniso en la mitología griega, era el dios romano del vino, la fertilidad y la celebración. Era venerado como patrón de la agricultura y el teatro, y su festival de las Bacanales era un acontecimiento importante en la sociedad romana.
Según la leyenda, Baco era hijo de Júpiter y Sémele, una princesa mortal. Cuando Sémele se quedó embarazada de Baco, Juno, la esposa de Júpiter, sintió envidia y la convenció para que pidiera a Júpiter que le revelara su verdadera forma. Cuando Júpiter accedió, la visión fue tan sobrecogedora que Sémele murió durante el parto. Júpiter cosió al nonato Baco en su propio muslo hasta que estuvo listo para nacer.
Vesta: Diosa del hogar y fidelidad
Vesta es la diosa del fuego sagrado del hogar. Su culto se remite a los orígenes mismos de los pueblos itálicos que más tarde darían lugar al vasto Imperio Romano.
El culto a Vesta sobrevivió a lo largo del tiempo sin modificaciones, presidido por un sumo pontífice que a su vez recibía la asistencia de las vestales. Estas sacerdotisas eran elegidas desde muy jóvenes para mantener el fuego sagrado y se comprometían a guardar celibato durante al menos 30 años.
La diosa Vesta protegía la castidad de las mujeres y asistía en los partos para que estos se llevaran a cabo con éxito.
Fortuna: Diosa romana de la suerte
La diosa romana de la fortuna era representada con una cornucopia y un timón, ya que dirigía la vida de los hombres según sus caprichos. Por su carácter azaroso se distinguía del fatum, el destino. También se la solía mostrar con los ojos cubiertos, ya que le sonreía a cualquiera sin importar su cuna.
Se le rezaba cuando se quería emprender un viaje con éxito, y se creía que cada emperador tenía su propia Fortuna.
Era una diosa caprichosa, que se asociaba con las riquezas o bien con los imprevistos que podían causar el fracaso de alguna empresa sin previo aviso.
Cupido
Cupido era el nombre que los romanos le daban al Eros griego. Se lo representaba como un querubín armado con arco y flechas y era la encarnación del deseo sexual, de los hombres mujeriegos y del amor juvenil que dominaba a los adolescentes.
También se lo mostraba con los ojos cubiertos, ya que la clase de amor que personificaba Cupido era aquel de carácter ciego e irreflexivo.
Podía ser un dios gracioso y carismático, pero también podía llegar a ensañarse con sus víctimas, mostrando así la faceta más cruel de cualquier enamoramiento.
Proserpina
Así como Plutón era el Hades griego, Proserpina era la equivalente a la Perséfone griega. Es una deidad muy antigua que, entre las tribus itálicas, estaba asociada con la agricultura.
Al igual que su contraparte helénica, fue raptada por el dios del inframundo, así que reinaba, junto a su marido, sobre las almas de los mortales condenados a pasar su eternidad expiando las culpas que cargaban en vida.
Se la asociaba con la etapa de germinación de los cultivos, ya que era una parte esencial del ciclo de renovación, así como la muerte es una fuente de vida, aportando nutrientes a la tierra.
Tipos de dioses romanos
Ante el amplio listado de divinidades se ha optado por clasificarlos en tres grupos con la intención de aclarar un poco mejor el origen de estas figuras tan representativas.
- Di indigetes:
En este grupo nos encontramos con los dioses pertenecientes a la Antigua Roma que contaban con fechas especiales dentro del calendario para dar lugar a celebraciones. De esta categoría también hacen parte los dioses auxiliares que se fueron incorporando a medida que era necesario y en momentos muy concretos.
- Di novensides o novensiles:
Son los dioses cuyo culto fue instituido en el periodo histórico con la intención de encontrar apoyo ante necesidades y crisis recientemente percibidas.
- Emperadores divinizados:
Corresponde a un pequeño grupo de personalidades que asumían el rol de emperadores y que de manera posterior a su muerte se les concedió el título de deidad tal y como es el caso de Trajano.
Bibliografía
TRADICIÓN Y COSTUMBRES DE LA RELIGIÓN ROMANA, Miguel Ángel Ramírez Batalla
RITOS Y CREENCIAS ROMANAS RELACIONADOS CON LAS PUERTAS, Manuel-Antonio Marcos Casquero
DICCIONARIO DE MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA, Pierre Grimal
LA RELIGIÓN ROMANA, Jean Bayet
LA RELIGIÓN ROMANA ARCAICA, Georges Dumezil
NUEVA HISTORIA SOCIAL DE ROMA, Géza Alföldy