Kauil es el dios maya del fuego y uno de los dioses más importantes y resaltantes dentro de la cultura maya. Esta deidad se encontraba claramente relacionada a los gobernadores ya que en si mismo es sinónimo de poder, además de representar la abundancia de las cosechas con lo que también se ganaba el favor de la prosperidad durante los antiguos mandatos.
Representación de Kauil
Suele ser representado como un hombre viejo y arrugado que siempre está sentado, la principal característica que lo distingue entre los demás dioses es su nariz larga y ramificada que tiene cierto aspecto de trompa.
Su aspecto de hombre anciano lo relaciona con el dios Itzamná, ya que los mayas relacionaban la edad con la sabiduría. El ojo del gran dios también lo relaciona con Chaac, dios del agua, lo que le da connotaciones y dones de clarividencia. Además la amplia frente que posee Kauil representa un espejo que refleja el alma y hace alusión a la auto observación.
Relación de Kauil con la humanidad
Esta poderosa divinidad además de estar relacionada con los gobernantes estaba ligada a toda la humanidad en general, pues era considerado el padre de todas las semillas, incluyendo la semilla de la humanidad y esto lo convertía en padre y madre de todos por igual.
Otro aspecto en el que Kauil se relacionaba íntimamente con los seres humanos era con el denominado «fuego sagrado interno», esto no es más que la «fuerza espiritual» de cada individuo, que junto la auto observación dan lugar al conocimiento del «sí mismo» y entregaba a la humanidad la capacidad de reconocer e identificar sus errores, para así comprenderlos y encontrar la forma de eliminarlos lo que les permite convertirse en mejores individuos.
Al ser el dios del fuego, Kauil era uno de los encargados de las iniciaciones y evaluaba las características psicológicas de los individuos: templanza, atención, serenidad, y la forma de reaccionar ante las adversidades.