Posiblemente la mitología japonesa corresponda a uno de los sistemas de creencias más complejos de entender gracias en parte a la trascendencia que se le suelen asignar a este tipo de relatos y al hecho de tener relación directa con la cultura de uno de los países más aislados del mundo.
Las creencias japonesas se han convertido en un tema de interés cada vez más frecuente para nuestra cultura actual. Las raíces de la mitología japonesa provienen de una fusión entre el Sitonísmo, el confucianismo y el budismo.
- Sintoísmo: es un sistema de creencias originario de Japón, basado, por un lado, en la adoración a los kami, espíritus que encarnan fenómenos, elementos o lugares; y, por otro lado, en el culto a los ancestros.
- Budismo japonés: el budismo es la religión actualmente mayoritaria en el país, aunque se practica de una manera laica, según la corriente Mahayana.
- Confucianismo: es una doctrina que se centra en los valores éticos sociales como forma de elevación a un estado superior. El Tian o Cielo es la representación de este estado elevado y el Emperador y sus servidores eran los intermediarios entre el Cielo y la tierra.
Es una religión de carácter animista, es decir, que no cuenta con un panteón bien definido, sino que rinden culto a una gran variedad de espíritus que personifican elementos de la naturaleza, la familia y las instituciones.
Mito de la creación japonesa
Según el mito de la creación japonesa, en el principio, el Ying y el Yang estaban unidos en una sola masa sin forma, una especie de barro primordial.
Con el pasar del tiempo, los elementos más ligeros se separaron, creando el cielo, y los más pesados se quedaron abajo, formando la tierra. Luego surgieron las primeras siete generaciones de dioses creadores, quienes finalmente engendrarían a Izanami e Izanagi, la octava y última generación de dioses superiores.
Izanami e Izanagi revolvieron el barro primordial hasta crear lo que más tarde sería el archipiélago de Japón, tras lo cual se pusieron a la tarea de crear vida. Izanagi parió a una gran variedad de dioses que corresponderían a cada uno de los fenómenos naturales. Pero cuando alumbró a Kagutsuchi, dios del fuego, éste quemó sus entrañas y la diosa falleció.
Izanagi, furioso, trató de buscar a la diosa en el Yomi, pero tuvo que huir y sellar la entrada tras de sí. Más tarde, se dirigió a un río para purificarse, lo cual dio vida a tres nuevos dioses: Amaterasu, diosa del sol, Tsukuymi, dios de la luna y Susanoo, dios de las tempestades.
Los tres dioses tuvieron su propia descendencia de la que provendría Ninigi, el primer emperador de Japón.
Características de la mitología japonesa
- Nombres propios. Existe una gran particularidad asociada a la extensión de los nombres de los dioses, los cuales incluso en su forma abreviada suelen ser exageradamente largos. Este es el caso por ejemplo de un enviado a la tierra llamado Ame-Nigishikuni-Nigishiamatsuhiko-Hikono-No-Ninigi-No-Mikoto.
- Dioses y héroes. Es común que se refieran a los dioses como Kamis y que se les describa con apariencia humana, a ellos se les asigna una serie de fuerzas o poderes que se asocian a la naturaleza tal y como es el caso de los lagos, los truenos, el sol y la luna así que se pueden identificar dioses pertenecientes al cielo y otros a la tierra, en ambos casos se comunican a través de mensajeros. En cuanto a los héroes, estos fueron constituidos para apoyar la destrucción de una buena variedad de peligros.
- Demonios y espíritus. Los seres sobrenaturales y que por tanto logran cambiar a su antojo su apariencia se convirtieron en algo fundamental y muy propio de estos mitos. Algunos son realmente espeluznantes y se consagran como entidades muy difíciles de exterminar.
- Animales y seres mitológicos. No es de extrañar encontrarse con personajes en cuerpos de animales que disponen de grandes poderes y dosis de sabiduría, es por ello que se pueden identificar desde dragones hasta zorros y lobos.
- Elementos de adoración. Puesto que las piedras y rocas también pueden manejarse como objetos de veneración dentro de esta mitología, es propio identificar estos elementos como el centro de gran atención en ciertas historias.
Dioses japoneses
Izanagi
Es la personificación de lo masculino. Izanagi significa “el que invita”, y, junto con Izanami, son la pareja creadora. Era dueño de la mítica espada de diez palmos que sólo él podía blandir.
Izanami
Es la contraparte femenina de Izanagi, quien falleció tras parir al dios del fuego. Después de morir, habitó en un castillo construido en el Inframundo, donde reinó sobre las criaturas del reino de los muertos.
Cuando Izanagi trató de llevársela de la fortaleza, ésta ocultó su rostro y le dijo que se fuera. Él se escabulló y, al descubrir el rostro de su amada se espantó. Izanami lo persiguió con sus huestes monstruosas hasta que el dios logró escapar y sellar la entrada al Inframundo.
Kagutsuchi
Es el dios del fuego japonés, hijo de la primera pareja divina. Después de provocar la muerte de su madre, Izanagi trató de asesinarlo, pero con cada intento, el fuego se dividía y se propagaba, creando así las deidades de los montes y volcanes.
Amaterasu
Es la diosa del sol, una de los tres hijos de Izanagi. Suyo era el reino del cielo, lo que produjo la envida de su hermano Susanoo.
Susanoo
Es el dios de las tempestades. Su carácter impetuoso y explosivo provocaron el conflicto con Amaterasu que lo terminaría llevando al exilio en la isla de Izumo. Aquí salvaría a la hija de una pareja de ancianos, asesinando a la serpiente de ocho cabezas. En agradecimiento, Susanoo recibiría la joven en matrimonio y de esta unión provendrían los primeros dioses terrenales.
Tsukuyomi
Tsukuyomi es el dios japonés de la Luna. Reina sobre la noche y es hermano de Amaterasu y Susanoo. Después de matar a la diosa Uke Mochi, sería desterrado por su hermana Amaterasu, provocando así la separación eterna entre el sol y la luna.
Uke Mochi
Es la diosa protectora de los alimentos. Cuando su presencia llegó a oídos de Amaterasu, ésta envió a Tsukuyomi a conocerla.
Uke Mochi tenía la capacidad de producir arroz cocido y todo tipo de animales cocidos y expulsarlo de su boca. Preparó estos alimentos al dios de la luna, pero éste se enfureció y la asesinó. No obstante, de su cadáver surgieron todos los alimentos para el ser humano.
Inari
Inari es la diosa del arroz, la abundancia y la prosperidad. Por lo general se la representa como una mujer acompañada por un zorro y es la deidad más popular de Japón.
O-Wata-Tsu-Mi
Después del destierro de Susanoo, O-Wata-Tsu-Mi se convirtió en el dios de los mares. Posee su reino en las profundidades y su forma es la de un dragón.
Hachiman
Es el dios de la guerra, la cultura y la escritura. Hachiman es uno de los dioses más importantes del sintoísmo y, como deidad budista, protege sus templos. Sus símbolos son el estribo y el pincel de caligrafía. Las palomas son las mensajeras de esta deidad.
Takemikazuchi
Es el dios del trueno y patrono de las artes marciales, asociado sobre todo con el aikido. Según la leyenda, Takemikazuchi sometió a Namazu, por lo que en sus templos se instalan las kaname-ishi, unas piedras rituales que amortiguan los efectos de los terremotos.
Namazu
Es un pez gato gigante que habita en las entrañas de la tierra. Cuando se mueve, causa terremotos que provocan en caos en la superficie. Para evitar que siguiera causando destrucción, Takemikazuchi le tendió una trampa para colocar una kaname-ishi sobre su cabeza y mantenerlo quieto.
Ebisu
Es el dios de la buena fortuna. Es lo que se conoce como un marebito, una deidad que visita a los hombres, por eso es importante identificarlo y tratarlo apropiadamente. Es sordo, o pretende serlo, por eso se lo llama con campanas, pero no siempre escucha. Los comerciantes tratan de invocarlo para encontrar y acumular riquezas.
Inugami
Se trata de un dios perro, creado por medio de brujería. Cuando una persona deseaba hacer un mal a otra, podía atar a un perro o enterrarlo hasta el cuello y poner comida a la vista, pero fuera de su alcance. Entonces se le prometía al animal que, si hacía lo que el dueño deseaba, se lo adoraría como a un dios. Entonces la persona cortaba la cabeza del perro y pasaba a controlar al kami, aunque éste también tenía voluntad propia.
Ama no Uzume
Cuando Amaterasu se encerró en su cueva después del conflicto con Susanoo, fue Ama no Uzume quien saltó sobre una superficie elevada y comenzó a hacer una danza frenética conocida más tarde como kagura, con la cual logró sacar a la diosa solar de su autoexilio. Se la adora como diosa de la danza en Japón.
Clasificación de los dioses japoneses
Por su gran cantidad resulta algo más sencillo realizar una clasificación de acuerdo a las temáticas que se les asigna, veamos.
- Dioses meteorológicos. Entre ellos el dios del viento Shina-Tsu-Hiko, el dios de los ritos agrarios conocido como Susano y la deidad de la lluvia Taka-Okami.
- Dioses de los astros. En las ceremonias de culto sobresale Amaterasu diosa del sol al igual que Tsuki -yomi deidad de la luna.
- Dioses de las aguas y las montañas. En este sentido el dios principal es O-Yama-Tsu-Mi quien es el señor de las montañas.
- Dioses domésticos y silvestres. Tanto las hierbas, como las praderas y los árboles tienen su propio dios, al igual que el arroz cuya deidad es Inari.
- Dioses de los caminos y del fuego. En los rituales que involucran fuego se llama a Ho-Musubi ya que es la deidad que provoca el fuego.
Demonios japoneses
En la mitología japonesa, los demonios no son necesariamente malos, sino que son criaturas con un carácter veleidoso, incontrolable e irascible. No obstante, los oni pueden ser pacificados mediante rituales ejecutados por un hombre fuerte, por lo general un luchador de Sumo. De esta manera, pueden llegar a convertirse en kami.
Los oni son por lo general representados como humanoides musculosos, de color rojo, azul o verde y uno o dos cuernos en su frente. Suelen llevar un garrote hexagonal con el que castigan a quienes se alejan de la senda de Buda.
Creación de los dioses
Las primeras siete generaciones de dioses surgieron espontáneamente, hasta que llegaron Izanagi e Izanami. Esta pareja crearía la tierra y los dioses subsiguientes surgirían a partir de sus cuerpos o de ciertas acciones.
Por ejemplo, cuando Izanagi se purificó en las aguas del río, engendró a Amaterasu al lavarse el ojo izquierdo, al lavar el derecho, nació Tsukuyomi y, tras lavar su nariz, surgió Susanoo. Del mismo modo, muchos dioses surgieron a partir de las heces y orina de Izanami mientras creaba el mundo.
El nacimiento de cada deidad suele explicar algún tipo de fenómeno natural, por lo que rara vez surge por interacción sexual de las divinidades.
El engaño de Susanoo
Susanoo reinaba sobre los mares de forma errática y destructiva a causa de su envidia hacia su hermana, Amaterasu.
Su padre, Izanagi, descendió a la tierra para hablar con su vástago y éste dijo que extrañaba a su madre y quería buscarla en el Yomi. Recordando su terrible experiencia, el dios creador desterró a su hijo y lo relevó de su función como regente de los mares.
Pero Susanoo, en lugar de marcharse, busco a su hermana y la engañó para quedarse en el Ama no Hara, con la excusa de que quería despedirse. Mientras más tiempo pasaba, más poder reunía en el reino celestial, hasta que, un día, atacó a Amaterasu y sus hilanderas.
Tras descubrir la treta, la diosa del sol se exilió a sí misma en una cueva y se negó salir.
Desaparición del sol
Mientras Amaterasu permanecía encerrada, el mundo se sumió en el caos, porque todo era oscuridad y no había equilibrio. Todos los dioses trataron de hacerla salir, primero invocando los rezos sagrados (norito), luego colgando joyas, telas y un espejo de un árbol de sakaki que había en la entrada de la cueva. Nada de esto resultaba, así que la diosa Ama no Uzume se paró sobre un cubo y comenzó a realizar una danza kagura.
La danza ritual la poseyó con movimientos estentóreos, mostrando los senos y sus genitales, lo cual provocó las risas de los otros dioses. El alboroto de risas que provenían de afuera despertó la curiosidad de la diosa del sol y finalmente salió de su escondite, devolviendo al mundo la luz del sol. Se cree que este mito explicaría los eclipses.
Leyendas japonesas
La mitología japonesa consta de ocho millones de dioses, con lo cual, se espera que exista un acervo de leyendas igualmente abundante. Algunas de las más importantes son:
- Los 81 hijos de Susanoo, Okuninushi y la liebre de Isaba.
- Susanoo y la serpiente de 8 cabezas.
- Sukuna-biko, Okuninushi y la invención de la medicina.
- La creación de las ocho castas nobles japonesas por Susanoo y Amaterasu.
- El descenso de Nigini, hijo de Amaterasu y primer ancestro divino del emperador.
Ritos de los dioses japoneses
Los ritos japoneses más importantes se dividen en dos categorías: internos y externos.
Los principales ritos externos incluyen:
- Harae: rito de purificación que consiste en lavarse con agua y enjuagarse la boca antes de entrar a un templo o realizar un ritual.
- Shinsen: los shinsen son ofrendas que se realizan en los templos para honrar y apaciguar a los kami. Pueden ser comestibles, sake o incluso proyectos de ampliación para el templo.
- Norito: son plegarias destinadas a los dioses para invocar su favor.
- Naorai: son banquetes que se celebran en templos o viviendas.
Por otro lado, los rituales externos son:
- Oharai: es un tipo de exorcismo que se realiza para purificar personas o edificios de la influencia negativa de actos impuros.
- Kagura: son danzas rituales realizadas por las miko (sacerdotisas).
- Matsuri: antiguamente se ofrendaban los botines de guerra, aunque en la actualidad es más común las ofrendas de alimentos.
Bibliografía
MITOLOGÍA JAPONESA: UNA FASCINANTE GUÍA DEL FOLCLORE JAPONÉS, MITOS, CUENTOS DE HADAS, YOKAI, HÉROES Y HEROINAS, Matt Clayton
HANDBOOK OF JAPANESE MYTHOLOGY, Michael Ashkenuzi
BREVE HISTORIA DE LA MITOLOGÍA JAPONESA, Luis Antonio Carretero Martínez
HISTORY OF JAPANESE RELIGION, Anesaki Masaharu
SUSURROS DE LA OTRA ORILLA: JAPÓN SOBRENATURAL, Daniel Carretero.