En la mitología celta, Merlín era un mago muy enigmático, hijo de la princesa de Dyved y un demonio que podía intimar con mujeres, con apariencia de hombre. Este gran hechicero se encontraba relacionado al rey Arturo, pues fue su mentor, y este le aconsejaba a la hora de tomar decisiones importantes.
Merlín, el gran hechicero de la mitología celta
A este brujo se le conocía como un ser lleno de sabiduría, con poderes sobrenaturales para predecir el futuro, conocía los secretos del universo, además de tener el poder de entender a los animales y hablar con ellos.
Asimismo, este gran hechicero podía volar, cambiar de forma y hacerse invisible cuando quisiera, todos los poderes que él poseía se debían a que su padre era un demonio, a pesar de sus orígenes a este brujo le gustaba ayudar a los enfermos y aconsejar a los reyes británicos.
Adicionalmente, este mago predijo algunos hechos que acontecieron como las Cruzadas, la Revolución Francesa y el fin del mundo. Por otro lado, él tenía contacto con dragones, hadas y gnomos, pues se había ganado el respeto por sus poderes y su sabiduría.
Merlín y su relación con el rey Arturo
Este gran hechicero se hizo cargo de Arturo desde que nació, luego al cumplir los cuatro años de edad se lo llevó a Sir Héctor, para que se criara con principios caballerescos, luego a los 16 años Arturo es llevado a Londres, donde su vida daría un giro de 180 grados, para convertirse en rey.
Merlín llenó de sabiduría a Arturo, para que reinara correctamente a Camelot, asimismo dicho brujo siempre le acompañaba y aconsejaba a la hora de tomar fuertes decisiones.
El final de sus días
Cuando Merlín ya era un anciano, conoce a una joven llamada Nimue quien era hija del guardián de los bosques, éste no pudo resistirse a sus encantos y se enamora locamente de ella, Nimue le pidió que le enseñara el arte más antiguo de todos los tiempos, el gran mago accedió y le enseñó todo lo que sabía.
La joven decidió probar su poder, lanzó un gran hechizo hacia el brujo Merlín, y lo aprisionó en una gruta subterránea, que tenía una entrada cubierta por una roca encantada. El poder del hechizo fue tan enorme que éste no pudo escaparse de ese lugar, dónde finalmente murió.