La cultura maya se caracterizó por ser una cultura politeísta donde acostumbraban la práctica de idolatrar dioses como Kinich Ahau (rostro de sol) quien se encontraba aliado con el poder de la monarquía y la nobleza.
El omnipotente dios Kinich Ahau
En la mitología maya el poderoso Kinich Ahau era una figura que hacia representación al sol y según la historia este dios era visto como un temerario puesto que se relacionaba directamente con la sequía lo que causaría perdidas en las cosechas.
Kinich Ahau era idolatrado con danzas y sacrificios de sangre antes de iniciar una batalla,puesto que era un se de guerra y sacrificios con esto buscaban obtener el poder y su protección,además de garantizar poder obtener su bendición.
Sin embargo el sol también era el proveniente de otras creaciones en dicha cultura, por estos motivos los mayas se inclinaban más a adorarlo. Esta poderosa figura fue el inventor del tiempo y el espacio, controlador de la flora y del clima.
Así mismo, tenía una gran cualidad diaria cada vez que cumplía su ciclo pues cada vez que salía del inframundo se convertía en luz, vida y bondad pero al volver nuevamente y hacerse de noche se convertía en un jaguar.
En los templos de la civilización maya los sacerdotes tomaban el nombre de Ah Kin (haciendo una similitud al nombre que posee el dios) y ellos se encargaban de indagar e investigar el futuro de los hombres.
El poderoso Kinich Ahau fue vinculado con animales tales como: el jaguar, el águila y el venado, ya que estos animales eran figuras que representaban poder y actitud de un guerrero digno de ser exaltado.
En las figuras encontradas del pasado, este dios era visualizado como un anciano con nariz grande, y prendas de valor que poseían un color amarillo, también se encontraba con la lengua por fuera haciendo una expresión de burla con los ojos bizcos.